Hace algún tiempo salió un meme en Internet, donde aparece un estudiante prefiriendo a la Inteligencia Artificial por encima de Wikipedia. Y aunque pudiese dar risa el meme, esto no es precisamente lo que ocurre en realidad.

Expertos opinan que, a muchos estudiantes desde la primaria hasta la secundaria, les resulta difícil usar la IA para hacer tareas académicas e incluso resolver problemas cotidianos.

Desde la resistencia cultural hasta las barreras tecnológicas y educativas, los estudiantes y los educadores se enfrentan obstáculos al integrar la IA en el aula. ¿Significa esto que deje de utilizarse la IA en la educación?

Descubre por qué a los estudiantes (e incluso a profesores) les resulta difícil utilizar la inteligencia artificial para hacer tareas escolares y cómo puede hacerse frente a ello, sin que los estudiantes dependan por completo de esta tecnología.

Falta de criterio y capacitación

Muchos sistemas educativos no saben cómo enseñar a los estudiantes cómo utilizar las herramientas de IA de manera crítica. Esto resulta en falta de criterio, donde los estudiantes aceptan información de la IA sin cuestionar su precisión.

Y aunque la IA está cada vez más presente en la educación, los estudiantes no reciben la formación necesaria para entender cómo funcionan estas herramientas y cómo pueden ser aplicadas de manera efectiva en sus estudios.

La ausencia de programas educativos que enseñen sobre IA crea un vacío en el conocimiento de los estudiantes. Esto afecta la capacidad de los estudiantes para integrar la IA en la resolución de problemas académicos y cotidianos.

Sin una comprensión clara de cómo analizar e interpretar los datos entregados por la IA, los estudiantes pueden encontrarse abrumados o confundidos, lo que reduce la efectividad del aprendizaje asistido por IA.

El efecto “Tik-Tok”

Uno de los principales efectos de las redes sociales es la distracción. La naturaleza adictiva de estas plataformas desvía la atención de los estudiantes, dificultando su concentración y disminuyendo el tiempo dedicado al aprendizaje de tecnologías como la IA.

Además, las redes sociales influyen en la forma en que los estudiantes perciben y utilizan la información. La aparición de información errónea y la tendencia a consumir contenido superficial, llevan a una comprensión frívola de temas complejos.

Esto afecta negativamente la capacidad de los estudiantes para utilizar herramientas de IA de manera efectiva, ya que pueden no tener la capacidad de discernir la veracidad de la información dada por estas herramientas.

La comparación social también juega un papel importante. Al ver los logros y capacidades de sus pares en redes sociales como Tik-Tok e Instagram, los estudiantes pueden sentirse desmotivados para explorar la IA.

Barreras tecnológicas y acceso

Las barreras tecnológicas y el acceso limitado a la inteligencia artificial (IA) en la educación, afectan la capacidad de los estudiantes para beneficiarse de estas herramientas. Una de las principales barreras es la desigualdad para acceder a la tecnología.

Son pocos los estudiantes que tienen acceso a dispositivos o a una conexión a Internet de alta velocidad, esencial para utilizar las IAs. Esta brecha digital perpetúa las disparidades educativas, dejando atrás a los estudiantes de entornos socioeconómicos desfavorecidos.

Muchas instituciones educativas carecen de la infraestructura tecnológica necesaria para implementar soluciones de IA de manera efectiva. La falta de inversión en educación resulta en aulas mal equipadas y redes informáticas inadecuadas.

Otra barrera es la falta de capacitación en estudiantes y profesores. Incluso cuando hay tecnología, sin el conocimiento necesario para utilizarla, su impacto es mínimo. Los profesores deben formarse para integrar la IA en su enseñanza y guiar a los estudiantes.

Los profesores también tienen culpa

Los profesores también tienen responsabilidad para integrar la inteligencia artificial (IA) en la educación. Muchos educadores se resisten al cambio o se sienten intimidados por la IA, lo que reduce su interés en aprender y adoptar nuevas herramientas educativas.

Esta resistencia limita la capacidad de dar a los estudiantes una experiencia educativa moderna. Es común que algunos profesores desconfíen de que los estudiantes usen la IA para hacer trabajos escritos, al carecer de herramientas para verificar la autenticidad del trabajo.

Este dilema no se limita a los maestros; estos esperan que los estudiantes aprendan por sus propios méritos, sin depender de la tecnología para facilitar el proceso. Sin embargo, este punto de vista perpetúa el desconocimiento y el uso incorrecto de la IA en la educación.

Además, algunos profesores carecen de la formación técnica y pedagógica mínima para integrar eficazmente la IA en el aula. El desconocimiento sobre cómo incorporar la IA en el plan de estudios deriva en un uso limitado o ineficiente de esta tecnología.

La resistencia al cambio y la falta de capacitación pueden ampliar la brecha entre los profesores formados para utilizar la IA y aquellos que no lo están, creando disparidades en la calidad educativa de los estudiantes.

Aún hay trabajo por hacer con la IA en la educación

La integración exitosa de la inteligencia artificial (IA) en la educación requiere un esfuerzo continuo y coordinado. Capacitar tanto a estudiantes como a profesores en el uso crítico y efectivo de la IA es fundamental para aprovechar plenamente sus beneficios.

Este desafío implica un cambio de mentalidad en los educadores, quienes deben estar preparados para adaptar sus métodos de enseñanza y guiar a los estudiantes en el uso ético y productivo de la tecnología.

Es crucial involucrar a diversas disciplinas para desarrollar programas educativos accesibles, especialmente en regiones donde las oportunidades son limitadas. Esto incluye colaboraciones entre el sector educativo, tecnológico y gubernamental para mejorar la infraestructura digital.

Con un enfoque proactivo y colaborativo, es posible cerrar la brecha educativa y asegurar que todos los estudiantes, más allá de su ubicación o circunstancias socioeconómicas, puedan beneficiarse de las oportunidades que ofrece la IA.

Este esfuerzo no solo transformará la educación, sino que también contribuirá a construir sociedades más equitativas y preparadas para el futuro digital.