En un mundo digital donde la información se ha convertido en moneda de cambio, Google ha vuelto a dar un paso adelante con el lanzamiento de AI Mode hace unas semanas.

Esta innovación, impulsada por el modelo Gemini 2.5, no sólo transforma la experiencia de búsqueda, sino que también trastoca la forma en que entendemos el tráfico web y la publicidad online. 

A través de un enfoque conversacional y respuestas integradas, Google pretende reducir la fricción entre la consulta y la solución, pero ese mismo mecanismo pone en jaque los modelos tradicionales de clics y visualizaciones

Analicemos cómo AI Mode está remodelando ambos pilares del ecosistema digital y qué estrategias deberán seguir editores y anunciantes para prosperar en esta nueva era.

Del enlace a la conversación

El AI Mode supone una evolución notable frente al buscador clásico. Ahora, los usuarios interactúan con una interfaz conversacional capaz de generar resúmenes detallados (los llamados AI Overviews) y de responder en tiempo real a través de la cámara o datos contextuales extraídos de Gmail, Maps o YouTube.

Todo ocurre en la misma página de resultados, evitando que el internauta tenga que abandonar la plataforma para profundizar en un tema.

La función “Deep Search”, por ejemplo, elabora informes extensos con citas y enlaces destacados, e incluso puede construir gráficos interactivos para facilitar la comprensión de datos complejos. 

De esta forma, Google no solo proporciona la respuesta, sino que la enriquece con recursos visuales y contextuales, lo que incrementa el tiempo de engagement de los usuarios dentro del propio buscador.

Impacto en el tráfico web: el declive del clic orgánico

Uno de los efectos más palpables del AI Mode es la caída sostenida de los clics externos. Cuando la IA ofrece soluciones completas, el impulso de hacer clic en un resultado pierde fuerza. 

Estimaciones recientes señalan descensos de hasta un 35% en la tasa de clics orgánicos para los sitios más citados por los AI Overviews, y en sectores muy competitivos la pérdida puede acercarse al 60%.

Para los creadores de contenido y medios digitales, esto significa que el tradicional flujo de visitantes se ve interrumpido. 

Si los usuarios ya encuentran la información que buscan sin salir de Google, los patrones de navegación cambian y los editores necesitan redefinir su propuesta de valor más allá del simple ranking en los primeros puestos.

Nuevos hábitos de consumo de información

Aunque disminuyen los clics, aumenta el tiempo de interacción dentro de la plataforma. Google ha observado crecimientos de hasta un 10% en la permanencia de los usuarios en consultas complejas, gracias a los elementos multimedia y a la capacidad de la IA de responder con precisión. 

No obstante, esta inmersión en la propia búsqueda no se traduce en visitas a los sitios de origen, lo que obliga a los editores a repensar cómo captar la atención y la fidelidad de su audiencia.

Estrategias de adaptación para los editores

Contenido diseñado para la IA

Una de las respuestas más habituales de los editores pasa por crear textos optimizados para que la IA los utilice como fuente. 

Esto implica estructurar guías conversacionales, preguntas frecuentes muy concretas y bloques de texto que respondan de forma directa a las consultas más populares. 

El objetivo es aparecer integrados en los AI Overviews y, de ese modo, mantener cierta visibilidad incluso sin el clic.

Alianzas con Google y otras plataformas

Otra vía consiste en estrechar la colaboración con Google, participando en programas de contenido destacado o en iniciativas de datos abiertos que permitan a la IA acceder a información verificada. 

También surgen acuerdos con proveedores de datos y plataformas de streaming, para incorporar estadísticas en tiempo real y enriquecer las respuestas conversacionales.

¿Cómo cambiará la publicidad online?

Publicidad conversacional y contextual

El AI Mode no solo responde a preguntas: integra anuncios dentro de las propias respuestas. Estos espacios publicitarios, claramente etiquetados, se adaptan al diálogo y aparecen en el momento preciso en que la IA detecta una oportunidad comercial. 

Formatos como Performance Max evolucionan para optimizar estas inserciones en compras, multimedia y servicios.

En este entorno, los anuncios están diseñados para complementar la respuesta en lugar de interrumpirla. 

Por ejemplo, si un usuario pregunta por reseñas de un producto, la IA puede mostrar comparativas patrocinadas o enlaces directos a plataformas de compra, manteniendo siempre la coherencia con el contexto de la consulta.

Métricas y atribución en entornos cerrados

La desaparición de los clics externos plantea un nuevo reto de medición. ¿Cómo evaluar el retorno de la inversión si todo sucede dentro de Google? 

La solución pasa por indicadores de engagement conversacional: número de interacciones con la IA, solicitudes de información adicional y clics en enlaces contextuales. 

Los anunciantes están adoptando dashboards personalizados que integran datos de sesión, conversiones asistidas y análisis de comportamiento para trazar el recorrido del usuario.

No todo es perfecto para Google 

Aunque todo lo que hemos comentado parece un escenario ideal para Google, no todo es lo que parece. La cuota de mercado de Google ha caído por debajo del 90 % en ciertos navegadores, debido al auge de asistentes como ChatGPT y Perplexity. 

Estas plataformas también exploran la incorporación de publicidad y comercio conversacional, lo que dinamiza la competencia y empuja a Google a mejorar la precisión, la rapidez y la calidad de sus respuestas.

Regulación y protección del usuario

Las autoridades, especialmente en Europa, vigilan de cerca el uso de IA en la búsqueda. La Autoridad de Mercados y Competencia del Reino Unido estudia imponer pantallas de elección de buscador y restricciones para garantizar un entorno más equitativo. 

Por su parte, Turquía ha abierto investigaciones sobre Performance Max por posibles prácticas anticompetitivas.

En este contexto, la transparencia y la privacidad serán factores decisivos. Google deberá ofrecer controles claros sobre el uso de datos personales y la visibilidad de los anuncios, para no sacrificar la confianza de los usuarios.

Adaptarse o quedarse atrás

AI Mode representa un cambio de paradigma en la forma de buscar información y de monetizarla. Para los editores, el reto consiste en diseñar contenido que la IA cite y en fortalecer alianzas estratégicas. 

Para los anunciantes, la clave estará en explotar formatos conversacionales y redefinir las métricas de éxito.

En un escenario donde el clic deja de ser la moneda principal, quienes apuesten por la interacción de calidad, la transparencia y la innovación serán los que mejor se adapten a esta nueva era.