La Unión Europea ha tomado una decisión audaz para asegurarse un lugar protagonista en la carrera global por la inteligencia artificial: el despliegue de las AI Gigafactories.
Estos colosales centros de supercomputación, equipados con decenas de miles de chips de última generación, representan la apuesta fundamental de una estrategia diseñada para impulsar la innovación, fortalecer la soberanía tecnológica del continente y reducir la dependencia de proveedores externos.
Inversión y desarrollo de las Gigafactorías
En febrero de 2025, durante la Cumbre de Acción de IA en París, se lanzó la iniciativa InvestAI con el objetivo de movilizar 200.000 millones de euros en proyectos relacionados con la inteligencia artificial.
De ese presupuesto, 20.000 millones se destinarán a financiar la construcción de hasta cinco gigafactorías.
Cada instalación contará con aproximadamente 100.000 chips de IA capaces de entrenar modelos cuyos parámetros alcanzan los cientos de trillones, una capacidad sin precedentes en Europa.
El origen de este esfuerzo reside en la necesidad de cerrar la brecha tecnológica con Estados Unidos y China.
Según un estudio de la Universidad de Stanford de 2024, mientras Estados Unidos registró más de cuarenta modelos de IA destacados y China quince, Europa solo aportó tres, todos ellos de origen francés. Las gigafactorías deben revertir esta situación y situar al continente en primera línea de investigación y desarrollo.
Objetivos principales
Además de ampliar la potencia de cálculo, las instalaciones persiguen:
- Mejorar la precisión diagnóstica en medicina mediante análisis avanzados de imágenes.
- Optimizar modelos climáticos para anticipar fenómenos extremos.
- Impulsar servicios de atención al cliente y experiencias de ocio basadas en IA.
Todas las actividades deberán cumplir con el Reglamento General de Protección de Datos y las exigencias del futuro AI Act, garantizando desarrollos respetuosos con la privacidad y la ética.
Respuesta del mercado y ubicaciones propuestas
A finales de junio de 2025, la Comisión Europea cerró la fase de manifestaciones de interés con 76 propuestas procedentes de 16 Estados miembros y 60 ubicaciones candidatas.
Este entusiasmo refleja el compromiso de empresas de diversa índole (operadores de centros de datos, multinacionales de telecomunicaciones y grupos energéticos) junto a varias startups innovadoras.
Se sabe que Mistral, emergente startup francesa apoyada por Nvidia, ha mostrado un especial interés en estas instalaciones para adaptar sus modelos a la regulación europea.
También pretenden beneficiarse fabricantes de chips como Infineon y ST Microelectronics, que ven en la iniciativa una oportunidad para reforzar la cadena de suministro local.
¿Dónde estarán las Gigafactorías de IA?
Entre las ciudades que compiten figuran Viena y Praga, con infraestructuras ya consolidadas.
Propuestas más singulares incluyen Mora la Nova (Cataluña), donde Endesa explora el uso de energías renovables de proximidad, y Zbraslav (Praga), que planea ampliar un centro de datos existente de 26 MW hasta 77 MW.
Desafíos energéticos y sostenibilidad
Las gigafactorías demandarán un suministro eléctrico ingente, lo que plantea dudas sobre su impacto medioambiental. Actualmente, el 47% de la electricidad en la UE procede de fuentes renovables, pero el crecimiento de estos centros de datos podría tensionar esa proporción.
En Irlanda, líder en densidad de centros de datos, estos consumen más del 20 % de la electricidad nacional.
Para evitar resultados similares, la UE impulsa proyectos que priorizan energías limpias: la candidatura sueca planea aprovechar la hidráulica de Västernorrland y otras propuestas consideran geotermia en Italia o Islandia.
No obstante, organizaciones ecologistas han advertido de que, sin una planificación rigurosa, podría aumentarse la dependencia de combustibles fósiles.
Suministro de chips y autonomía tecnológica
El acceso a GPUs de última generación, cuyo coste supera los 40.000 dólares por unidad, sigue siendo un reto. La mayoría procede de fabricantes fuera de Europa y está sujeta a restricciones de exportación.
Para abordar esta vulnerabilidad, el Parlamento Europeo aprobó el Chips Act, destinado a fomentar la producción local de semiconductores.
Sin embargo, según Reuters en junio de 2024, las metas iniciales aún no se han cumplido, lo que obliga a depender de soluciones mixtas a corto plazo.
Regulación, ética y competitividad
La UE se distingue por su marco regulatorio exigente en IA. El futuro AI Act impondrá transparencia, auditorías de algoritmos y evaluación de riesgos antes del despliegue.
Aunque este enfoque garantiza la protección de derechos fundamentales, también suscita temores entre las empresas por posibles retrasos en la comercialización de productos.
Mientras Estados Unidos y China optan por normativas más flexibles para acelerar la innovación, Europa defiende que el respeto a la ética y la privacidad generará mayor confianza social y, a largo plazo, un uso más amplio de la IA.
Próximos pasos y perspectivas
La Comisión Europea lanzará la convocatoria formal de propuestas a finales de 2025 bajo la supervisión de EuroHPC, con una selección prevista para mediados de 2026. Si todo avanza según lo previsto, las primeras gigafactorías podrían entrar en operaciones hacia 2028.
El éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad para resolver retos energéticos, asegurar el abastecimiento de chips y equilibrar normativa y competitividad.
En caso de lograrlo, Europa reforzaría su infraestructura de IA y asentaría las bases de una economía digital soberana, ética y sostenible.