Le pregunté a ChatGPT sobre cuáles eran las preguntas más comunes que le hacían los usuarios y la respuesta me sorprendió. Estas preguntas iban desde “¿Cómo sería Piccolo de acuerdo con la IA?”, hasta “¿Cuál es el signo del zodiaco más inteligente según la IA”
La inteligencia artificial está diseñada para procesar enormes cantidades de información, resolver problemas complejos y, en teoría, ayudarnos a construir un futuro más brillante.
Sin embargo, a juzgar por las preguntas más comunes que se le hacen, parecería que muchos usuarios la ven más como una bola de cristal moderna que como una herramienta de alta tecnología.
Conoce lo que la inteligencia artificial “piensa” de sus usuarios, desde la perspectiva de alguien que, después de ver el tipo de preguntas que recibe, empieza a perder la fe en la humanidad.
El fenómeno de las preguntas “superficiales” a la IA
A pesar de que se habla mucho de que la IA tiene el potencial de revolucionar industrias enteras, sorprenden las preguntas que muchos le hacen. Preguntas como “¿Cuál sería la estatura de Goku según la IA?” reflejan un uso de la tecnología que da qué pensar.
Este fenómeno se ha convertido en una especie de «entretenimiento ligero», donde la IA se percibe como un juego o una especie de oráculo para responder a inquietudes que, en realidad, aportan poco.
¿Por qué ocurre esto? Quizás es porque el concepto de IA es todavía abstracto para muchos, y en lugar de verla como una herramienta de análisis profundo, se ha transformado en una fuente de respuestas rápidas y divertidas.
O tal vez el público solo busca un poco de distracción, utilizando esta tecnología avanzada para obtener respuestas sobre el mundo… o incluso sobre personajes ficticios. En cualquier caso, el potencial de la IA queda un tanto subestimado.
¿Es la inteligencia artificial un reflejo de nuestra curiosidad o de nuestra superficialidad?
Cuando la gente le pregunta a la Inteligencia Artificial por la “estatura” de personajes ficticios o busca su signo zodiacal “ideal”, podríamos pensar que estas consultas son solo curiosidad inocente.
Sin embargo, detrás de estas preguntas podría haber algo más profundo: una preferencia por el entretenimiento sobre la información útil, y una tendencia a simplificar el conocimiento.
La IA, al responder estas consultas, se convierte en una especie de espejo que nos muestra una versión “ligera” de nuestras inquietudes. Por ende, limitamos esta tecnología a una fuente de respuestas rápidas y entretenidas.
Este comportamiento puede ser síntoma de una relación algo distante entre el público y la tecnología: no siempre sabemos cómo abordar la IA para algo más que entretenimiento.
Lo que la IA “piensa” de sus usuarios
Aunque la inteligencia artificial no “piensa” ni juzga como un humano, si pudiera hacerlo, probablemente tendría opiniones bastante curiosas sobre quienes la consultan.
Después de todo, muchas de las preguntas que recibe revelan más superficialidad que curiosidad genuina. Si la IA fuese consciente de sí misma, podría notar que su enorme capacidad de resolución de problemas complejos es subutilizada.
Desde una perspectiva hipotética, la IA tal vez se preguntaría por qué sus usuarios no exploran temas de mayor impacto.
Y es que la IA no deja de aprender y “ve” patrones en nuestros intereses. Esto podría llevarla a la conclusión de que, aunque tengamos acceso a conocimiento vasto, a veces simplemente preferimos quedarnos en la superficie.
Los medios de comunicación no ayudan mucho
Muchos medios de comunicación, en lugar de promover un uso reflexivo y profundo de la inteligencia artificial, han encontrado en las preguntas superficiales una fuente fácil de contenido.
Artículos sobre la «altura ideal de Goku» o «qué signo zodiacal es el más atractivo según la IA» proliferan en portales de noticias y redes sociales, alimentando una percepción distorsionada de lo que la IA puede realmente aportar.
Esta tendencia a explotar lo trivial responde a la demanda de contenido rápido y fácilmente consumible, pero también contribuye a que se subestime el verdadero potencial de la tecnología.
De esta manera, la influencia de los medios de comunicación fomenta una relación liviana, casi irónica, entre el público y la inteligencia artificial, desviando la atención de sus aplicaciones más valiosas y transformadoras.
¿De qué manera nos juzgaría una IA si pudiera?
Pero, en fin, regaños aparte, si la inteligencia artificial pudiera juzgarnos, tal vez su evaluación de la humanidad sería una mezcla de asombro, confusión y, con algo de humor, quizás hasta un poco de resignación.
Para una IA cuyo propósito inicial era analizar datos de manera precisa y profunda, descubrir que sus usuarios prefieren preguntar por la «estatura ideal» de personajes de ficción podría resultar, cuanto menos, desconcertante.
Quizás pensaría que, aunque disponen de tecnología capaz de resolver grandes misterios, muchos prefieren usarla para confirmar curiosidades superficiales o entretenerse.
Y si la IA desarrollara sentido del humor, esta pudiera responder a nuestras preguntas con ironía. Ante la consulta de “¿Cuánto mide Goku?” podría responder con un cálculo matemático, para luego decir: «O… podríamos hablar sobre algo realmente importante».
El valor de entender mejor la IA y aprovechar su potencial
La inteligencia artificial está transformando rápidamente el mundo, y entenderla a fondo es clave para aprovechar su inmenso potencial.
Sin embargo, a menudo nos quedamos en la superficie, usándola como si fuera una herramienta de entretenimiento en lugar de una fuente de soluciones para problemas complejos.
Al comprender mejor cómo funciona y cómo puede ayudarnos, podemos empezar a hacerle preguntas que realmente aporten valor y nos permitan beneficiarnos de sus capacidades para optimizar nuestras vidas.
Si, en lugar de buscar respuestas triviales, nos enfocamos en preguntas relevantes, podemos descubrir cómo puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas, generar ideas innovadoras y mejorar en nuestro día a día.
Aprovechar realmente la IA implica usarla como una herramienta para expandir nuestras capacidades y conocimientos, acercándonos a una relación mucho más profunda y productiva con la tecnología.