A principios de los 2000, Yahoo! Respuestas era el reino de las preguntas curiosas, absurdas y, a veces, útiles. Una plataforma donde cualquiera podía consultar preguntas del tipo: «¿Cómo se hace un huevo frito?» y recibir respuestas de desconocidos en horas. 

Pero, con el tiempo, la falta de moderación y el aumento de spam la convirtieron en un sitial de malas respuestas, hasta que cerró en 2021. En su lugar, Quora surgió como una alternativa con respuestas de calidad y expertos verificados. 

Durante años, fue el lugar al que acudir para consultas detalladas, desde ciencia hasta filosofía. Pero hoy, mientras ChatGPT o Gemini ofrecen respuestas instantáneas, Quora lucha contra el mismo mal que hundió a Yahoo!: el declive en la calidad de sus contenidos.

¿Estamos ante el fin de las plataformas de preguntas y respuestas humanas? ¿O encontrará Quora la manera de reinventarse? La respuesta podría definir el futuro de cómo buscamos —y confiamos— en el conocimiento en línea.

La decadencia de Quora: Problemas que ya existían

El declive de Quora se ha ido desarrollando de forma gradual, impulsado por problemas estructurales que se han hecho cada vez más evidentes. Desde sus inicios, la plataforma prometía un espacio para respuestas de calidad. 

Sin embargo, con el tiempo, la falta de un sistema efectivo de moderación permitió que el contenido superficial y el spam ganaran terreno. 

Las respuestas dejaron de priorizar el rigor para convertirse en plataformas de autopromoción, donde usuarios buscaban más visibilidad para sus blogs o productos que aportar conocimiento genuino.

Otro factor clave fue el deterioro de su reputación como fuente confiable. A diferencia de Wikipedia, donde la comunidad corrige activamente los errores, en Quora muchas respuestas permanecían sin verificación, especialmente en temas técnicos o científicos. 

Pero quizás el problema más profundo fue la polarización. A medida que creció, Quora se convirtió en un campo de batalla ideológico, donde debates sobre política, religión o temas sociales se tornaban tóxicos, alejando a quienes buscaban diálogos constructivos.

El impacto de la IA: ¿El golpe final?

La irrupción de modelos como ChatGPT marcó un punto de inflexión para Quora. Estos sistemas ofrecen respuestas inmediatas, coherentes y aparentemente bien fundamentadas sin necesidad de esperar horas o días por contribuciones humanas de calidad variable. 

Para consultas fácticas -desde fórmulas matemáticas hasta explicaciones históricas- la IA se ha convertido en la opción preferida, dejando a Quora en una posición cada vez más marginal.

Estadísticas revelan el impacto concreto: según datos de SimilarWeb, Quora experimentó una caída sostenida en su tráfico global desde 2022, coincidiendo con la popularización de los chatbots de IA. 

Usuarios que antes recurrían a foros para resolver dudas técnicas o encontrar conceptos, ahora obtienen soluciones rápidas mediante prompts. Y es que la IA también reduce la exposición a información errónea, un problema usual en plataformas colaborativas.

Quora ya enfrentaba desafíos de calidad antes de la IA, pero la competencia con sistemas que aprenden continuamente y no requieren incentivos sociales para participar ha hecho evidente lo insostenible de su modelo tradicional para consultas objetivas. 

Lo que la IA no puede reemplazar

A pesar de su eficiencia, los sistemas de inteligencia artificial tienen limitaciones inherentes que mantienen relevante ciertos aspectos de plataformas como Quora. 

Experiencias personales y subjetivas

La IA carece de vivencias reales. Preguntas como «¿Cómo es criar hijos con autismo?» o «¿Qué se siente al sobrevivir a un cáncer?» requieren testimonios genuinos con matices emocionales que los algoritmos no pueden replicar. 

En Quora, estas respuestas humanas crean conexiones auténticas entre usuarios.

Debates y perspectivas controvertidas

Los modelos de IA están diseñados para evitar posturas polémicas, mientras que en Quora florecen discusiones apasionadas sobre política, filosofía o ética. Esta pluralidad de opiniones, ofrece un valor único para quienes buscan contrastar visiones del mundo.

Comunidades especializadas

Expertos en campos como medicina, ingeniería o derecho siguen aportando conocimientos verificados y actualizados que superan las limitaciones temporales de los LLM (sus datos tienen fecha de corte). 

Además, la interacción directa permite aclarar dudas específicas que la IA podría responder de forma genérica.

Validación de sesgos y tribus digitales

Paradójicamente, muchos usuarios buscan respuestas que confirmen sus creencias. La neutralidad de la IA resulta insatisfactoria para quienes desean eco de sus ideas en comunidades afines, algo que explica la persistencia de ciertos grupos en la plataforma.

¿Cómo podría reinventarse Quora?

Quora enfrenta un momento crucial donde debe decidir entre resistir el avance de la IA o adaptarse para complementarlo. Su reinvención podría comenzar fortaleciendo lo que siempre hizo mejor: conectar a personas con conocimientos específicos. 

En lugar de competir en velocidad de respuestas, debería enfocarse en crear espacios de discusión profunda donde expertos verificados puedan debatir, contrastar ideas y ofrecer perspectivas matizadas que los modelos de IA no pueden generar. 

La plataforma podría implementar sistemas más estrictos de verificación de credenciales para construir una red confiable de especialistas, transformándose en un hub de conocimiento experto más que en un repositorio de opiniones casuales. 

Otra vía sería integrar la IA de manera inteligente, usando modelos como herramientas para filtrar contenido de baja calidad o resumir discusiones extensas, pero manteniendo el juicio humano como elemento central. 

También podría explorar formatos más dinámicos, como debates en vivo o entrevistas con figuras reconocidas en sus campos, añadiendo valor a través de interacciones que trasciendan el formato pregunta-respuesta estático.

Lo que no mate a Quora, lo hará más fuerte

Quora se encuentra en una encrucijada existencial. La IA ha absorbido su función básica de responder preguntas factuales, pero le ha dejado intacta su capacidad de conectar experiencias humanas irreplicables. 

La plataforma no morirá, pero debe evolucionar o quedará como un relicto digital. Su supervivencia depende de abrazar el caos fértil de los debates polémicos, la textura emocional de las vivencias personales y la autoridad viva de los expertos reales. 

En lugar de competir con la IA, debe complementarla, convirtiéndose en el espacio donde las respuestas genéricas de ChatGPT se transformen en diálogos profundos. Este momento no es el fin, sino una purga necesaria. 

Quora emergerá más fuerte si entiende que su nuevo rol no es informar, sino humanizar el conocimiento. Las plataformas que sobreviven no son las más rápidas, sino las que mejor conectan lo que la tecnología no puede imitar.