En América Latina, donde los paisajes se entrelazan con las comunidades locales, la llegada de la tecnología digital promete un futuro de conectividad y desarrollo.

Sin embargo, detrás del brillo de la innovación tecnológica, se oculta una realidad preocupante que pocos consideran: el impacto ambiental y social de la creciente industria de la Inteligencia Artificial (IA).

Imagina caminar durante cuatro horas al día para obtener agua potable, mientras los centros de datos de internet en tu región extraen grandes cantidades de este recurso vital para alimentar sus operaciones.

En este contexto, surge la pregunta: ¿Es real el impacto ambiental de la Inteligencia Artificial en América Latina? Conoce en detalle los desafíos ambientales y sociales que enfrenta América Latina debido al rápido crecimiento de la industria de la IA.

Crecimiento de la IA en Latinoamérica y sus impactos ambientales

El rápido crecimiento de la Inteligencia Artificial (IA) en América Latina ha llevado a una expansión significativa de los centros de datos en la región, lo que plantea desafíos ambientales y sociales.

Estos centros, fundamentales para el procesamiento de datos y el funcionamiento de la IA, requieren grandes cantidades de energía eléctrica y agua para operar, exacerbando la presión sobre los recursos naturales locales.

Igualmente, la dependencia de fuentes de energía no renovables contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero y al cambio climático.

Además, la tercerización del trabajo de etiquetado y limpieza de datos a países latinoamericanos, donde los trabajadores suelen estar mal remunerados y carecen de protección laboral, plantea preocupaciones sobre la equidad y la justicia en la economía global.

Este escenario subraya la necesidad de abordar estos impactos, con lo cual deben aplicarse políticas que promuevan un mejor uso de los recursos naturales, así como salvaguardias para proteger los derechos de los trabajadores en la industria de la IA.

Paises más afectados por esta problemática

En América Latina, varios países enfrentan desafíos debido a la expansión de la Inteligencia Artificial (IA) y los centros de datos asociados:

México

México destaca como uno de los países más afectados, con un crecimiento notable de la industria de datos y una alta dependencia de recursos hídricos para abastecer tanto a los centros de datos como a las comunidades locales.

Estados como Querétaro, con su alto riesgo de sequía, enfrentan tensiones adicionales debido a la competencia por el agua entre las necesidades de los centros de datos y la agricultura local.

Brasil

Brasil también se encuentra en una situación similar, especialmente en regiones como São Paulo, donde la demanda de energía y agua para los centros de datos está en aumento.

La presión sobre los recursos naturales se suma a los desafíos ambientales existentes, como la deforestación en la Amazonía y la pérdida de biodiversidad.

Chile

En Chile, el desarrollo de centros de datos en el desierto de Atacama plantea preocupaciones sobre el consumo de agua en una región ya escasa de este recurso.

La necesidad de enfriamiento de los servidores, en un entorno que es naturalmente árido, intensifica la demanda de agua y energía, generando tensiones con las comunidades locales y los ecosistemas circundantes.

Argentina

Argentina también experimenta un aumento en la demanda de infraestructura de datos, particularmente en Buenos Aires y otras áreas urbanas, lo que ejerce presión sobre los sistemas de energía y agua en un contexto de infraestructura ya sobrecargada.

Perspectivas de activistas y académicos

Los activistas y académicos exigen que los gobiernos adopten medidas urgentes para abordar estas preocupaciones, además de proteger tanto el medio ambiente como los derechos de las comunidades locales.

También argumentan que los gobiernos deben dejar de dar luz verde a la aprobación de nuevos centros de datos, sin realizar una evaluación exhaustiva de los impactos ambientales y sociales.

Estos demandan que se hagan evaluaciones del ciclo de vida de la IA, que incluyan el análisis de la extracción de recursos naturales, la fabricación de chips, el funcionamiento de los centros de datos y el tratamiento de los residuos electrónicos.

Asimismo, los especialistas piden la implementación de nuevas normativas que regulen la industria de la IA y frenen el creciente daño social causado por esta tecnología.

Esto incluye la protección de los derechos laborales de los trabajadores que realizan tareas relacionadas con la IA, así como la garantía de la participación de las comunidades locales en las decisiones que afectan su entorno.

Repercusiones ambientales de la IA a largo plazo

Estas son algunas repercusiones de la IA a largo plazo en el medio ambiente:

  • Crisis hídrica exacerbada: El aumento de la demanda de agua para refrigerar y operar centros de datos está agotando los recursos hídricos locales, sobre todo en áreas afectadas por la sequía, lo que genera conflictos por el agua entre empresas y comunidades locales.
  • Contribución a la crisis climática: El crecimiento de la IA aumenta el consumo de energía, especialmente en centros de datos y fábricas de chips, lo que incrementa la demanda de combustibles fósiles y acelera las emisiones de gases de efecto invernadero.
  • Impactos climáticos extremos: El aumento de eventos climáticos como sequías e inundaciones, pone en peligro la seguridad alimentaria, la biodiversidad y el bienestar de millones de personas en América Latina.

Una actitud responsable ante estos cambios

Sin duda, el crecimiento vertiginoso de la Inteligencia Artificial en América Latina plantea desafíos ambientales y sociales significativos que requieren una atención urgente por parte de gobiernos, empresas y sociedad civil.

Si bien la IA ofrece oportunidades para la innovación y el desarrollo, su expansión descontrolada podría tener repercusiones devastadoras en los ecosistemas locales y las comunidades vulnerables.

Hay que adoptar un enfoque que incluya la implementación de políticas regulatorias, la promoción de prácticas empresariales responsables y la participación de la sociedad para tomar decisiones relacionadas con la tecnología y el medio ambiente.

Solo a través de una colaboración coordinada y comprometida podremos garantizar un futuro equitativo y sostenible para América Latina en la era de la Inteligencia Artificial.