El marketing se ha ido transformando poco a poco en cada época con los avances tecnológicos. Al principio, se limitaba a colocar anuncios en los medios de comunicación (prensa, radio y televisión) y en zonas de tránsito en forma de carteles. La llegada de Internet fue lo que realmente revolucionó el mundo de la publicidad y la comunicación corporativa. La posibilidad de interactuar directamente con las marcas hace que se empiece a mimar al consumidor para ganarse su confianza. Y ¿cómo haces para ganarte la confianza de alguien? Le hablas de ti mismo, de lo que haces y de lo que puedes aportarle. Eso es lo que hoy en día se llama: marketing de contenidos.

En la era de Internet es el cliente el que busca información sobre los productos y las marcas. Es imprescindible estar presentes en la red, y entre tanta competencia hay que saber destacar. En la web se pierde el trato humano que existe en las tiendas físicas, por eso hay que ofrecer a los usuarios otro tipo de comunicación. Crear un blog de contenidos en la misma página donde tu marca vende sus productos se ha convertido en una necesidad. Se trata de un valor añadido que atrae a los clientes y que mejora la imagen de la empresa. Pero solo, claro está, si se hace bien. Por eso hoy os vamos a enseñar lo que NO hay que hacer en el marketing de contenidos.

Errores a evitar en marketing de contenidos

 

1. No prestarle la atención que se merece.

En muchas ocasiones, los responsables de crear o gestionar contenidos en la web no son expertos en el tema. De esta forma, no se le da la importancia que se debería. De ahí la necesidad de contar con un personal cualificado (periodistas, publicistas…) que esté al día en las tendencias de comunicación en Internet y que sepa darle valor al contenido. No se trata de ir rellenando huecos, sino de generar espacios de calidad en la página. Es una tarea complicada que necesita dedicación y muchas empresas optan por contratar los servicios de agencias de comunicación.

2. No marcar una estrategia.

En una campaña de publicidad siempre se define el objetivo de la misma, a quién va dirigido, dónde y cómo se va a llevar a cabo… Pues en el marketing de contenidos pasa lo mismo. Es necesario definir el público objetivo, conocer a nuestra audiencia, que puede no ser la misma que nos visita en la tienda física. También hay que establecer un calendario de publicaciones y unas temáticas a abordar, como mínimo. Además de pactar un código de comunicación acorde con la marca y la intención de los contenidos. No es lo mismo escribir para informar que para vender. Pero si hablamos de empresas grandes la tarea es aún más complicada, ya que hay que organizar equipos de trabajo y establecer unas pautas para cada uno.

3. La publicidad antes que el contenido.

Los consumidores se informan cada vez más sobre lo que les interesa y, sobre todo, sobre lo que pretenden comprar. No quieren sentir que están malgastando su dinero, e Internet brinda la posibilidad de comparar servicios y opiniones entre millones de webs. Ya no vale un vídeo en el que simplemente se presente un producto, hay que generar un contenido de valor, que marque la diferencia con la competencia y por el que el usuario decida comprarnos a nosotros. Y ojo con los textos en los que se bombardea al consumidor con detalles de los servicios de la empresa. Aunque el objetivo final de los contenidos sea vender, hay que saber comunicar de forma que el usuario no sienta que está leyendo un anuncio, sino una información útil.

4. Publicar los contenidos y ya.

El marketing de contenidos no acaba cuando se publica un post. Ese es solo el comienzo. ¿De qué sirve generar contenidos si nadie los va a ver? Aquí entran en juego más canales como las redes sociales, el mailing o las newsletters. Difundir los contenidos lo máximo posible es la clave de este tipo de marketing. Y es una parte que se olvida habitualmente, sobre todo, para los principiantes en la red de redes. Las redes sociales son una herramienta indispensable para cualquier marca hoy día, por pequeña que sea. Y el correo electrónico sigue siendo una de las claves para enganchar a los usuarios.

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