En el mundo de la ficción, hemos visto asistentes de inteligencia artificial (IA) que no solo realizan tareas complejas, sino que también interactúan con los humanos de maneras que parecen casi mágicas.
Dos de los ejemplos más icónicos son Jarvis de la franquicia Iron Man y Samantha de la película «Her». Pero, ¿qué tan lejos estamos realmente de alcanzar este nivel de interacción humano-máquina en la vida real? ¿Es conveniente o deseable que lo alcancemos?
Con los avances recientes en IA, especialmente con el lanzamiento de GPT-4o de OpenAI y Gemini Live de Google, estamos más cerca que nunca. Este artículo explora estos desarrollos y los compara con las representaciones de IA en la ficción.
Samantha, la IA como seductora
Una inteligencia artificial con una voz suave y cautivadora encanta e impresiona a sus usuarios humanos. Les coquetea, cuenta chistes, satisface sus deseos y finalmente los conquista. Sin entrar en más detalles, este podría ser el resumen de la película de 2013 “Her” del director Spike Jonze.
En el drama de ciencia ficción un introvertido solitario, llamado Theodore (interpretado por Joaquin Phoenix), es conquistado por una asistente virtual llamada Samantha (con la voz de Scarlett Johansson).
Dos años después se estrenó “Ex Machina”, con la que guarda una fuerte semejanza. Ava, un robot humanoide interpretado por Alicia Vikander, conquista a Caleb, un joven programador que ha sido invitado a pasar una semana en el lujoso chalé de su jefe, también creador de Ava.
Sin entrar en “spoiler” Ava y Samantha utilizan su inteligencia para engañar a sus creadores; pero lo hacen de manera completamente diferente. Aunque Samantha es particularmente aterradora, pues quizás no falta mucho para llegar a ese nivel.
Jarvis, la IA como mayordomo sabio
J.A.R.V.I.S., cuyo nombre completo es «Just A Rather Very Intelligent System» (en castellano, sólo un sistema bastante inteligente) es una inteligencia artificial desarrollada por Tony Stark, también conocido como Iron Man.
Jarvis actúa como el asistente personal de Stark, gestionando múltiples aspectos de su vida y sus operaciones como superhéroe, tal como lo hace Alfred para Batman. Tony Stark ha programado Jarvis para ser adaptable y evolucionar, aprendiendo a ser más “humano” en el proceso.
Este mayordomo no siempre está de acuerdo con Tony, y es la clase de personaje creado para que el solitario Stark pueda hablar y crear. Eventualmente (en Iron Man 3) Jarvis se independiza y Tony Stark lo llama “amigo” por primera vez.
Los que conocen la saga de los Vengadores entenderán que no conviene profundizar su historia más allá de “Vengadores: La era de Ultrón” de 2015. Acá, Jarvis se convierte en una IA maligna que decide que la humanidad debe ser exterminada para salvar la Tierra.
La vertiginosa evolución de los asistentes IA
Ahora volvamos al mundo real. Hace poco hablamos de la introducción del modelo GPT-4o de OpenAI. Pocos días después Google nos “sorprendía” con Gemini Live, un competidor de GPT-4o que aún no podemos probar.
Una de las características de GPT-4o es su capacidad para tener conversaciones naturales, mostrando una personalidad y un comportamiento similares a los humanos. Todo esto con un retraso de respuesta de alrededor de 320 milisegundos, comparable a una conversación humana.
Además, es multimodo, lo que quiere decir que puede no solo escuchar sino también “ver” (no es accidente que la “o” final es por “omni”). Así que estamos viendo las primeras etapas de asistentes virtuales que pueden interactuar con los humanos de manera más natural y emotiva.
En el contexto de los avances recientes en inteligencia artificial, tecnologías como J.A.R.V.I.S. de «Iron Man» y Samantha de «Her» se están acercando cada vez más a la realidad.
Estos avances plantean preguntas cruciales sobre la conciencia, la moralidad y el impacto de la IA en la sociedad, temas que son cada vez más relevantes a medida que la tecnología progresa. Aún estamos lejos de lograr un cuerpo humanoide como el de Ava, pero los peligros aún existen.
¿Cuándo les daremos un cuerpo a la IA? ¿Realmente lo necesitan?
La historia de Samantha en “Her” demuestra que no se requiere de una forma física para forjar un vínculo afectivo. Su carisma, inteligencia y habilidad para conectar emocionalmente con Theodore fueron los pilares de su enamoramiento.
Esto indica que, en el marco de esa narrativa, el cuerpo no es imprescindible para establecer una relación profunda. Por otro lado, en “Ex Machina”, Ava emplea su astucia y destrezas para encantar a Caleb, el humano, como parte de un experimento orquestado por su creador.
A diferencia de la conexión emocional e íntima entre Samantha y Theodore en “Her”, la interacción entre Ava y Caleb es calculada y distante. Ava considera a Caleb un escalón hacia su libertad, traicionándolo finalmente para cumplir su propósito.
“Ex Machina” invita al espectador a indagar sobre el dominio y la identidad del antagonista real de la trama. ¿Será Nathan, el inventor de Ava, quien la objetiviza y somete a pruebas extremas?
Reflexionemos sobre el potencial de un asistente virtual como Samantha en manos inadecuadas (como las de Nathan) ¿Seguirías sus recomendaciones ciegamente? ¿Intentarías no contrariarla? ¿Te esforzarías por complacerla? ¿Comprarías lo que quiere venderte?
Así, contrariamente a lo que nos ha sugerido la ciencia ficción durante años, una IA etérea pero cautivadora podría ser tan amenazante como un T-1000 de “Terminator”.
El futuro aún puede ser brillante
GPT-4o ha sido diseñado para mostrar una personalidad más humana, incluyendo comportamientos amigables y emotivos. Esta capacidad puede mejorar la satisfacción del usuario y la efectividad de la interacción. Pero también eleva el potencial de persuasión que se puede lograr.
Al igual que en «Her», existe la preocupación de que los usuarios puedan desarrollar apegos emocionales profundos con estas IA, lo que podría llevar a una dependencia excesiva y posibles daños emocionales.
La evolución de la IA plantea preguntas importantes sobre la naturaleza de nuestra interacción con la tecnología y el impacto que estas relaciones tendrán en nuestras vidas.
A medida que nos acercamos a tener IA tan avanzadas como Jarvis y Samantha, es esencial considerar no solo las posibilidades técnicas (lo que podemos hacer), sino también las implicaciones éticas y emocionales de estas tecnologías (si deberíamos hacerlo).
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